Centralidad de la Biblia para un científico cristiano

Resumen

Tradicionalmente se ha dibujado una pugna entre la ciencia y la religión. Este ensayo aborda -de manera introductoria- el aparente conflicto entre los campos de batalla de ambas posiciones: la naturaleza y la Biblia.

Polanco (2023) dice que "resulta ilusorio pretender ser cristiano y al mismo tiempo esperar que nuestra fe pase toda la rigurosidad del método científico”. Añade que la fe bíblica trasciende a lo lógico y a la razón desde el punto de vista humano. Esta posición tradicional, que a algunos podría llevar a la apatía intelectual, hace a un lado que nuestro mundo está lleno de complejas y fantásticas maravillas que revelan continuamente a su creador.

Para los cristianos es fundamental aclarar y asumir qué valor le damos a la creación. Quienes asumimos la posición creacionista debemos tener claramente que en ésta -la creación- residen, cifrados o a la vista, las relaciones, fórmulas,  ecuaciones, modelos y representaciones del pensamiento divino. La creación fue el diseño que Dios consideró idóneo, funcional, adecuado, exacto y perfecto para la vida. Amar, entender y cuidar la naturaleza es amar, entender y agradecer a Dios por lo que Él es y hace para nosotros.

Elena de White afirmó que la investigación científica abre en la mente el pensamientos e información que permiten encontrar a Dios en sus obras creadas (Consejos para los maestros, 411).

La fe es la creencia y confianza absoluta en Dios como Creador de todas las cosas, como único Dios verdadero y como el único que puede ofrecer salvación. Significa creer que Dios es omnisciente, omnipotente, amoroso y que sus promesas son verdaderas. Significa tener una relación de confianza con la divinidad a quien se puede acudir para encontrar consuelo y comprensión en momentos difíciles.